A falta de un mes para cumplir los 37 años, inicio un pequeño reto, experimento, ayuno, cura… la verdad es que no sé muy bien como llamarlo, pero es algo que quiero realizar desde hace tiempo y ahora ha llegado el momento idóneo para ello. Tras las fiestas navideñas donde siempre hay un exceso de consumo, tanto a la hora de comer, como de beber, me propongo estar hasta la fecha de mi cumpleaños, 7 de febrero, sin beber nada de alcohol. No es que sea un borracho ni un alcohólico, pero quiero eliminar durante un mes la ingesta de alcohol, al final se trata de una pequeña prueba para reafirmar mi fuerza de voluntad y evitar el consumo de una sustancia que no es beneficiosa para el cuerpo.
Es una idea que me corre desde hace tiempo, pero al final has de ponerte manos a la obra, concienciarte y dar el paso para hacerla realidad. Además, considero que es un buen regalo de cumpleaños, ya que es una forma de llegar en unas condiciones inmejorables para celebrar el día en el que llegaste al mundo. Sin querer bebemos más alcohol del que nos pensamos, no somos conscientes de este hecho y aunque sabemos que no es saludable, obviamos este hecho para pasar un buen rato gracias al alcohol. Este suele ser un acompañante habitual en cualquier acto social, ya sea quedar con los amigos para hacernos una cerveza, beber un buen vino en una comida familiar, o hacernos algún licor o gin tonic, a modo de digestivo para la sobremesa.
Así que a partir de hoy voy a estar un mes sin probar el alcohol, básicamente la cerveza, el vino y algún que otro licor, sobretodo los fines de semana. Esto me ayudará a observar la diferencia entre lo que sucede cuando dejas de hacer algo que tienes totalmente normalizado y que a penas le prestas atención. Se trata de cambiar un pequeño hábito para luego poder sacar conclusiones e intentar aprender de ello. Dejarlo plasmado en el blog es un buen paso para concienciarme aún más, aunque sé que me va a servir tanto a nivel mental como físico y cuando llegué el día ya expondré los resultados y mis impresiones. Sé que no es nada del otro mundo, pero no todo el mundo está por la labor de hacer este pequeño «sacrificio».
Foto: danny rahmat