Todos, en algún momento de nuestras vidas hemos sentido la necesidad de contar y expresar lo que pensamos o lo que hemos vivido. Hay veces que no basta con recapacitar sobre un tema en nuestro fuero interno, sino que necesitamos compartirlo con la gente. Todos tenemos algo que decir, lo que pasa es que hay que tener varios factores en cuenta, y uno de los más importantes es la intención con la que lo hacemos, es decir, el porqué necesitamos contar algo.
La intención de contar
Aquí encontramos dos tipos de personas y cada uno de nosotros ha de cuestionarse en que grupo se encuentra. Por una lado está la gente que cuenta las cosas por interés, buscando un beneficio propio o simplemente para hacer crecer su ego. Mucha gente de este tipo sólo cuenta las bondades de su vida, todo lo bonito que le sucede, donde ha viajado, la suerte que tiene en diferentes situaciones, y muchas veces las expresa sin que le hayamos preguntado siquiera. Otro tipo de personas es la que se expresa para compartir su vivencia o experiencia y que esta pueda servir de ayuda para terceros. Espera a ser preguntado para dar su opinión y de paso contar algo que este asociado con ello. La verdad es que hay una delgada línea y a veces es complicado saber cual de las dos intenciones es la que nos mueve. Habría un tercer grupo de personas, que son las que cuentan las cosas porqué sí, no hay ninguna intención, salvo el hecho de pasar el tiempo y entretenerse mediante la conversación.
Cuando tenemos algo que contar, hay que pensar que ese discurso tiene que generar valor o llevar algún aprendizaje intrínseco para que la gente pueda aprovecharlo. No se trata de que cada palabra, frase o párrafo sea digno de estudio, pero que en proporción haya algo que llame la atención y despierte el interés de quien nos escucha.
Cabe destacar que en el mundo de la blogosfera hay mucha gente contando algo y de muy diversos temas, en mi caso, ya he dicho que lo hago por mi, para plasmar mis pensamientos, dejar constancia de ellos y de paso, ver si estos pueden ser de ayuda para los demás. Siempre, en pequeña proporción, existe una parte de ego, pero hay que saber buscar el equilibrio y cada uno en su interior sabe si lo que predica lo hace con una intención u otra. Pero hay que resaltar que el simple hecho de compartir lo que piensas, independientemente de la intención, ya dice mucho de una persona, ya que esta se abre, se da a conocer, no teme al que dirán, expone su discurso y que sean los receptores los que juzguen y hagan lo que más les convenga.
¿Tienes algo que contar? ¿A que esperas? ¿Cuál es tu intención?
Foto: Denise Fabella