En la semana de hace un año continuaba con el tema de las lágrimas. En el primer post, hablo sobre llorar en los buenos momentos. Y en el segundo, intento que la gente se dé cuenta cuenta porque hemos de llorar con la gente y no por la gente.
Dulces lágrimas
Pincha en el título para volver a leer el post completo, pero a grandes rasgos, reflexiono sobre el hecho de llorar en buenos momentos, o mejor dicho, cuando estos no tienen un significado negativo. Podemos llorar de emoción o de risa y la causa de nuestras lágrimas es difícil de explicar, pero es una sensación muy grata, donde hemos de dejarnos llevar y disfrutar del momento. Las lágrimas aparecen fruto de que la causa nos ha impactado y nos ha llegado profundamente, por ello la reacción es llorar. Así que siempre que aparece el lloro, hemos de saber que nuestro cuerpo está reaccionando y si es frente a un estímulo positivo mejor.
Llora con la gente, no por la gente
Esta entrada sirve como resumen de las 3 anteriores y además, resalto algunos puntos, que para mi requieren ser tenidos en cuenta. Para conocer estas ideas más importantes pincha en el título y mira si las compartes. Escribir, hablar o reflexionar sobre el llanto es algo que deberíamos hacer alguna vez tras llorar, esto es lo que me sucedió a mi tras la perdida de una compañera y amiga, donde las lágrimas no afloraron como pensaba y esto me hizo recapacitar. Pero lo verdaderamente importante y que hemos de recordar es la frase del título de este párrafo, donde hay que llorar con las personas y no por las personas. La diferencia es clara y si no la ves, piensa un poco (o vuelve a leer la entrada) y sabrás porque lo digo.

Llorar es una reacción que aparece ante diferentes emociones y por lo tanto hemos dejarlas fluir, unas veces serán positivas, otras tendrán un sabor más amargo, pero de todas ellas podemos aprender. Al ser una ocasión excepcional, ya que no todos los días se llora, hay que estar atentos para aprovechar la situación al 100%, algo que valoraremos en futuras ocasiones.
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