Ya he hablado y reflexionado sobre el agua en el blog a través de varias entradas, pero no esta de más recordar todo lo bueno que nos aporta el agua. Este es un elemento que si destaca por algo es por su adaptabilidad y variabilidad, dos características que deberíamos tener en consideración, ya que nos pueden facilitar la tarea a la hora de enfrentarnos a diferentes situaciones.
Adaptarse
Considero que esta es la característica que más resalta del agua, ya que es el elemento que puede entrar en todos los lugares que podamos imaginar, tan solo necesita una pequeña abertura para adaptarse al sitio en cuestión. Todos hemos visto y escuchado la lección de Bruce Lee, donde el agua en el vaso, se convierte en vaso y dentro de una tetera se convierte en tetera. Y es que el agua es el elemento que más vida tiene, aporta la sensación de vitalidad y la mayoría de lugares donde el agua hace acto de presencia es sinónimo de vida.
Variabilidad
Aunque otra característica a destacar es las diferentes formas en las que nos la podemos encontrar. Puede ser fría o caliente, sólida o líquida, débil o fuerte… Y esto hace que además de la facilidad de adaptarse a cualquier lugar, también pueda adaptarse a las diferentes situaciones, así que se trata de un elemento que podemos encontrar en nuestro día a día y que por el simple hecho de observarlo y ver como actúa podemos aprender mucho. El agua ocupa todo los extremos, pero es en el equilibrio donde muestra sus aporta sus mejores bondades.
Sin el agua no existiría la vida, es una de las protagonistas principales en el planeta Tierra, ya que ocupa el 70% de su extensión, así que esta cantidad debe ser reconocida y darle la importancia que merece. De la misma forma que los humanos estamos hechos de 60% agua, el cerebro por ejemplo es un 70%, mientras que la sangre es un 80% y los pulmones un 90%, así que el agua es de vital importancia y podemos aprender de ella si la observamos con atención.
¿Sabes adaptarte? ¿Cuantas variables tienes para ofrecer?
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