El camino en compañía

En las entradas de la semana de hace un año, el camino fue el concepto protagonista. En la primera entrada recordaba mi tercera vez que iba al Camino de Santiago. Mientras que en la segunda. Pincha en el título si quieres releer la entrada al completo.

De vuelta al camino

Otra vez volvía a transitar el Camino del Norte en dirección a Santiago, empecé con mi padre, pero en esta ocasión contamos con un nuevo compañero, mi cuñado, todo un acierto. El Camino es una experiencia que cada vez te sorprende una forma y de la que puedes aprender independientemente de la compañía que lleves, aunque si que es verdad, que el contar con alguien a tu lado, siempre es grato. Cada escenario tiene a tu alcance una posibilidad de aprendizajes que no debes dejar perder, la cuestión es poner la atención en lo que nos aporta y dejar de lado todo lo negativo. Ir con una actitud positiva te hará disfrutar mucho más del Camino, pero si encima le agregas buena compañia, pues la combinación es excelente, ya que solo se trata de disfrutar.

El camino es el camino

A pesar de que siempre he ido con diferente compañía al camino, lo único que se repite es el hecho de andar, por lo demás, cada experiencia ha sido diferente y cada uno te contará su propia versión, a pesar de haber andado por los mismos lugares. Lo principal del camino es andarlo, saber que la única preocupación es llegar a descansar, para el día siguiente volver a hacer lo mismo, es una sensación especial, ya que estamos inmersos en una sociedad donde nos preocupamos de miles de cosas, muchas de ellas sin importancia. En el Camino, dejamos todo eso a un lado, y sólo nos centramos en caminar, en dar un paso y luego el otros, además de todo lo que va surgiendo a lo largo del recorrido, pero la cuestión es que hay que andarlo, esto no se puede evitar, sólo así podremos obtener esa experiencia que nos brinda el Camino.

El camino es una de las mejores excusas para cambiar de aires y dejar todos los hábitos y preocupaciones que tenemos en nuestra vida diaria. La cuestión es saber disfrutarlo y no importa si vamos solo o acompañados, ni las etapas que hagamos, incluso si llegamos o no a Santiago, lo importante es disfrutar de una acción tan básica como es caminar y que no llegamos a valorar ya que tenemos nuestra mente en otros lados, pero es que si nos vamos a hacer el Camino, que menos que centrarnos en el hecho de caminar.


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