En los posts de la semana de hace una año la calma fue el protagonista de ambos. En el primero hablo sobre los poderes que te otorga este estado. Mientras que en la segunda reflexiono sobre cuando y donde encontrar la calma. Pincha en cada uno de los títulos para volver a leer la entrada al completo.
El poder de la calma
Lo más interesante de esta entrada es conocer el origen del término calma, pero además, hemos de ser conscientes de reconocer las consecuencias que esta puede tener en nosotros. La calma tiene un poder que debe despertarse mediante la experimentación de este estado, ya que para unos puede parecer aburrido, pero cuando profundizamos un poco y nos damos cuenta de todo lo que puede aportarnos es cuando de verdad la valoramos como se debe. La calma es algo que sólo se puede disfrutar en el momento presente, la cuestión es que cambiamos este estado por el de pensar en lo que sucedió o en lo que pueda venir y de esta forma no seremos capaces de ver la calma. La calma es la ausencia de movimiento y en una sociedad que va a toda pastilla, es bueno equilibrarla mediante la tranquilidad que esta nos ofrece. Al final del post encontrarás una charla que te puede hacer despertar.
Encontrar la calma
Para poder disfrutar de la calma en el máximo nivel, hemos de reconocer que hay varios aspectos a tener en cuenta. Uno de ellos es el lugar que escogemos, ya que hay que evitar los ruidos, las interrupciones y todo aquello que nos aleje de estar tranquilos durante un largo periodo de tiempo, el que tengamos convenido. El siguiente punto es el cuando, las horas en las que decidimos entrar en calma son muy importantes, ya que será mucho más fácil cuando la mayoría de la gente descanse, horas que coinciden con la noche, tanto a última, como a primera hora del día. La gente suele ser un handicap para poder entrar en un estado de calma, ya sea por la familia, amigos o cualquier otra persona, si no están todo será mucho más sencillo. Por último el cerrar los ojos, esto es algo que no lleva a un estado de tranquilidad, pero, como la mayoría, requiere de experimentación para que el proceso sea más sencillo.
La calma es uno de los mejores acompañantes que podamos encontrar a lo largo de nuestra jornada y más aún, en una sociedad que vive de forma rápida y donde el hacer una pausa y encontrar un oasis de tranquilidad parece imposible. Lo mejor de todo es que cuando empezamos a observar los beneficios que la calma trae a nuestra vida, pero para ello hemos de esforzarnos en reconocer lo que nos aporta y sobre todo, encontrar el lugar y las horas adecuadas para su disfrute.
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