Y verás el resurgir poderoso del guerrero,
sin miedo a leyes ni a nostalgias;
y caer mil veces más, y levantarse de nuevo,
sin más bandera que sus güevos.Grito por dentro; por fuera me hago el remolón.
Me pongo a güevo, entre la espada y la pared.
Grito por dentro; por fuera no me oigo ni yo.
No pasa nada: se nos arrima el buen humor.
Estas son dos estrofas que no me canso de cantar y que muchas veces resuenan en mi mente. Estos párrafos pertenecen a la canción Pedrá de Extremoduro, uno de los discos que más he escuchado a lo largo de mi vida. La cuestión es que desde siempre, esta ha sido la parte que más me ha gustado, no tanto por la letra, sino por el cambio de ritmo que sufre la canción antes de empezar a cantar esta parte. Lo que sucede es que la última vez que la escuche, sobre todo esta parte, resonó de forma diferente en mi interior, es como si captará el mensaje que quiere transmitir o por lo menos para mi y en el momento actual, le encontré mucho sentido a lo que decía. Preste más atención a la letra, la escuche varias veces para interiorizar el mensaje y a continuación dejo las conclusiones a las que llegué.
Y verás el resurgir poderoso del guerrero,
sin miedo a leyes ni a nostalgias;
Todos tenemos un guerrero en nuestro interior, pero hemos de despertarlo para que nos pueda ofrecer todo el potencial que tiene para nosotros y para ello el trabajo interior es de suma importancia para que el guerrero haga acto de presencia. Un guerrero que confía en si mismo y no tiene miedo al exterior y a lo que le puedan decir, pero tampoco teme al pasado, sino que se centra en el presente y en sí mismo.
y caer mil veces más, y levantarse de nuevo,
sin más bandera que sus güevos.
El guerrero sabe que se caerá mil veces más, pero lo que importa es levantarse cuanto antes y seguir dando guerra, nada le puede parar y por eso ha de confiar en si mismo, ya que lo único que tiene a su lado siempre es él mismo.
Grito por dentro; por fuera me hago el remolón.
Me pongo a güevo, entre la espada y la pared.
Muchas veces tenemos una voz interna que nos habla, pero, o no la escuchamos, o no le hacemos caso, así que mientras habla, nosotros seguimos a la nuestra. Sin embargo, esta voz interna intenta ponernos las cosas fáciles, su cometido es llevarnos por la senda correcta, sobre todo ante situaciones donde no sabemos muy bien donde acudir, es aquí, sobre todo, donde hemos de escuchar esta voz para poder tomar la elección correcta.
Grito por dentro; por fuera no me oigo ni yo.
No pasa nada: se nos arrima el buen humor.
La voz sigue gritando en nuestro interior, pero muchas veces hacemos oídos sordos. Y la cuestión es que hemos de ser nosotros los que nos hagamos caso y que sepamos reconocer esta voz interna. Ya que, cuando logremos sentirla, nos daremos cuenta de que no pasa nada y de que la única consecuencia es que el buen humor y el equilibrio llegarán a nuestra vida.
Las letras de las canciones tienen diferentes efectos en las personas, y esto ocurre también con el paso del tiempo, ya que hay canciones que antes a penas prestabas atención, pero llega un día concreto que las vuelves a escuchar y adquieren un nuevo significado, tienen otro sentido. Esto es lo que me ha ocurrido en estas dos estrofas de uno de mis grupos favoritos, por ello no me canso de escucharlos y de prestar atención, ya que el día menos pensado te vuelven a sorprender.
Foto: knaranjok
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