El saludo. Situaciones corrientes

Existen miles de situaciones corrientes a lo largo de nuestro día y muchas de ellas se repiten durante nuestra vida, son pequeñas acciones a las que a veces no les damos mucha importancia, aunque sin querer hagan mella en nosotros. Este es el caso de los saludos, una acción que realizamos de forma cotidiana y que muchas veces nos trae quebraderos de cabeza.

El saludo

Cuantas veces hemos ido por la calle y de lejos hemos visto a alguien conocido con el que sabes que vas a coincidir en el camino y es entonces cuando tu mente empieza a elucubrar sobre como será la interacción. Dependiendo de la relación que tengamos con la persona, si nos cae mejor o peor, si nos apetece saludar, si tenemos más o menos tiempo, existen miles de factores que pasan por nuestra mente para que cuando llegué el momento sepamos como actuar y no nos pille de sorpresa. Pero hagamos un alto, hemos de considerar que los mismos pensamientos pueden pasar por la mente de la otra persona, incluso pueden ser más o por otro lado que ni lo piense.

Pero cuando llega el momento clave, es posible que la situación no salga como nosotros esperábamos, nuestras expectativas no se han cumplido y nos hemos tenido que adaptar a lo sucedido. Por ejemplo, si queremos hacer un saludo rápido y el otro nos detiene para hablar o si queremos saludar y preguntarle algo y el otro tiene prisa, o en el peor de los casos, que ni siquiera nos mire y pase de largo.

La cuestión es que al final la persona que se va con la preocupación somos nosotros mismos y esto sucede porque esperamos algo de antemano y si no ocurre nos lamentamos. En el caso de que ni siquiera nos salude, es posible cantidad de posibilidades, que no nos haya visto, que vaya con prisa o que no quiera saludarnos. Al final el problema esta en nosotros, lo bueno es que la solución también, ya que si nosotros queremos saludar, hemos de hacer este acto y punto, ya que es el que nosotros controlamos y luego ya veremos como va el devenir de la situación y entonces nos adaptamos. Hay gente que saluda, pero en verdad lo que quiere es que le saluden y si esto no sucede es cuando estalla, pero él no controla lo que hace el otro, en este caso no saludar, así que no vale la pena preocuparse por ello.

Así que la próxima vez que vayas a saludar a alguien, piensa y define claramente lo que esta bajo tu control y que es lo que quieres hacer realmente y deja la puerta abierta a otras posibilidades. No pongas el foco en lo que hará o dejará de hacer el otro y mucho menos no dejes que te afecte.

¿Saludas o no saludas? ¿Habías reflexionado sobre ello alguna vez?

Foto: Kark Melo


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