Ya hacia tiempo que no dedicaba una de las entradas al mundo del rap, un mundo que me apasiona, ya que las palabras son el tema principal de su obra, la forma de combinarlas y el mensaje que dejan, además de hacerlo todo con ritmo y armonía bajo unas estructuras, todo ello hace que me llame la atención y que sea el genero musical que más consumo.
A continuación voy a hablar de Erick Hervé, un rapero que vive en Valencia y que no es de los más conocidos del panorama nacional, pero para mi es uno de los mejores, ya que muestra un estilo bastante diferente al resto, lo que le hace muy auténtico. Tiene un flow con mucha calma, y sabe rimar muy bien sobre bases slow, bases que suenan a sonidos antiguos, igual que su forma de rapear, pero lo hace de una forma novedosa y que entra muy bien por los oídos. Aunque lo que más destacaría son sus letras bien trabajadas y estructuradas, no da puntada sin hilo y pese a mostrarse muy vacilón en sus frases lo hace desde una humildad bien infundada, ya que argumenta muy bien cada frase que lanza.
En cada canción es capaz de dejar frases muy profundas que te hacen reflexionar, pero es que has de estar muy atento para darte cuenta de ello, ya que a veces lo hace de una forma muy sencilla, sin a penas hacer ruido y diciéndolo como si fuera lo más normal del mundo. La naturalidad con la que rapea y como fluye sobre los ritmos, hace que te sumerjas en cada canción, ya que el ambiente que se crea con las bases, sumado al flow y apostando por letras muy incisivas y a veces con carga de crítica social, crean un coctel muy interesante para cualquier oido, en el que es imposible que no te guste nada.
Os dejo una canción que vale la pena escuchar con mucha atención y quédate si puedes con alguna de las frases lapidarias que ofrece, que bien podrían ser citas para enmarcarlas en nuestra memoria.
Foto: Erick Hervé
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