Hay muchas palabras que las etiquetamos de forma peyorativa, o por el contrario le damos un aura de elogio. En el caso de la comodidad y la incomodidad, creo que cada uno tendrá su versión y esta es la grandeza del lenguaje, que pese a tener un significado, las connotaciones de las palabras y los sentimientos que nos evocan, adquieren un signo u otro.
Es posible que haya divergencia de opiniones respecto al título del post, pero considero que para conseguir las cosas hemos de trabajar, hemos de esforzarnos y para ello la comodidad no es nuestra mejor aliada. Es por ello que a veces hemos de sentir incomodidad para de esta forma lanzarnos a la acción.
Al final se trata de encontrar el equilibrio entre aquello que nos incomoda pero nos hace estar en continuo movimiento y que a la vez sea cómodo, es decir, que no requiera de esfuerzo encontrar esa inquietud que nos mantiene alerta y nos hace seguir progresando, ya que si nos estancamos, entonces no podemos seguir adelante.
La comodidad nos hace conservadores, ya que nos sentimos bien con lo que tenemos, y todo parece que esta bajo nuestro control, así que preferimos no hacer nada nuevo para no salirnos de este círculo en el que vivimos. Sin embargo, no hemos de olvidarnos de la incomodidad, que es la que nos trae el progreso, es decir, es la que mueve lo que hay, así todo esta en continuo movimiento y podemos conocer diferentes alternativas que no conoceríamos de otra manera.
Ambas posibilidades han de convivir, ya que la una aparece dentro de la otra y se retroalimentan, la cuestión es no perder de vista ninguna de ellas, ya que dependiendo del momento precisaremos más de una que de otra. Hay que saber alternar ambas, para sacar el máximo provecho teniendo en cuenta la situación a la que nos enfrentemos.
¿Qué te resulta incómodo? ¿Encuentras cómoda la incomodidad?
Foto: Carolina Aguirre
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