Ultimamente me preocupa bastante el aprovechamiento del tiempo, es decir, sacar el máximo rendimiento a los minutos que vivimos durante el día. Intentar ser más productivo, es una característica que he de mejorar y aunque ya conozco bastante bien la teoría, me falta ponerla en práctica.
Decir NO
Cada uno dispone de su propio tiempo y somos dueños de él, por lo que hemos de ocuparlo en acciones donde el beneficiario seamos nosotros en primera instancia. Hay que saber decir NO a todas aquellas actividades que no nos proporcionan valor. Primero empezaremos por nosotros mismos, haciendo una criba de cuales son las tareas innecesarias que realizamos a lo largo del día, diciéndonos «No lo hagas».
En segundo lugar esta la gente que nos rodea y todos aquellos favores que realizamos, en este aspecto hay que ser un poco más cautos, cada uno es libre de decidir como gasta su tiempo y si vale la pena utilizarlo para beneficio de otros. Aunque muchas veces no nos damos cuenta, desaprovechamos el tiempo efectuando tareas para terceros, por las que no obtenemos ganancia ninguna. No se trata de actuar con interés, sino de saber prescindir de labores insignificantes. Para ello di NO a peticiones de terceros.
Valorar y elegir
Es de suma importancia evaluar las acciones que ejecutamos y seleccionar las más provechosas. Hemos de preguntarnos, ¿Qué es lo que queremos conseguir? ¿Como lo vamos a lograr? ¿Qué actuaciones llevaremos a cabo? Y partir de esta lista, abandonar y decir NO a las labores que no hemos mencionado o aquellas que aparezcan en el camino. Todo ello con el fin de ser mucho más productivos y no malgastar el tiempo. Siempre que aparezca un nuevo trabajo, seguiremos las mismas pautas, en primer lugar valorar si nos aporta algo y luego elegir si actuamos a no.
Sobretodo, recuerda que decir NO cuesta al principio, pero con el paso del tiempo cada vez será más fácil declinar solicitudes que nos hacen ser inefectivos y nada productivos. Atrévete.
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