El apego es esa atracción especial que sentimos por algo o alguien. Este sentimiento nos genera placer y por ello nos dejamos embriagar por él, ya que no hace falta que pensemos en nada más, tenemos una fijación y tan sólo hemos de hacer caso a nuestro instinto. El apego es necesario en nuestra vida, sobre todo a temprana edad, lo que hace que empecemos a convivir con ella desde bien pequeñitos, por lo que luego se nos complica a la hora de querer deshacernos de él, ya que durante toda la vida lo hemos estado practicando.
Cuidado con la trampa
El apego se puede convertir en nuestro peor enemigo, ya que si no lo controlamos nosotros, él termina por hacerlo con nosotros. La cuestión es que el apego nos hace sentir bien con tan sólo tener presente a ese algo o alguien, por lo que nos olvidamos de todo lo demás. Es como una trampa, que nos ofrece algo bueno, pero luego nos atrapa y a partir de ahí es complicado escapar de él. Mucha gente ha caído en esta trampa y esto ocurre porqué no somos conscientes de todo lo que conlleva el apego y sobre todo, porque no sabemos mantener una distancia prudencial para que el apego no nos atraiga con tanta fuerza.
Las consecuencias del apego
Hay que conocer muy bien aquello a lo que estamos apegados y ver como condiciona nuestro día a día, ya que no somos conscientes de su poder hasta que nos deshacemos de él. Aunque lo verdaderamente interesante sería poder vivir en el apego sin que este tenga una incidencia tan fuerte, pero esto es complicado, ya que la atracción especial que sentimos nos ciega para el resto de estímulos que nos llegan.

Las trampas hay que saber reconocerlas antes de caer en ellas y en el caso del apego, la cuestión es no pasarnos de la raya, saber estar lejos cuando sea necesario y acercarnos cuando estemos preparados, ya que cualquier paso en falso nos hará caer en la trampa de la que luego será más complicado salir.
¿Has caído en la trampa del apego? ¿Reconoces ese apego?
Foto: *Aliena*
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