Con el año nuevo la mayoría de gente hace borrón y cuenta nueva. Es una práctica bastante habitual, pero que no deberíamos esperar 365 días para llevarla a cabo. Este es un momento donde analizamos lo sucedido en el año anterior y sobretodo queremos conocer cuales han sido los errores que han hecho que no alcancemos aquello que nos habíamos propuesto. Pero no importa si es día 1 de enero, 6 de marzo o cualquier otro día, los errores van a volver y has de estar preparado para ello, ya que esta es una muy buena forma de aprender.
Si vas a cometer errores, que sean nuevos.
Ya que empezamos el año, por lo menos, ten la decencia de no volver a caer en los mismos errores de años anteriores. Si logras llevarlo a la práctica ya estarás progresando mucho. Esto significa que has sido capaz de reconocer cuales fueron esos fallos y el simple hecho de no volver a cometerlos ya dice mucho del nivel de conciencia y conocimiento que tienes sobre ellos.
Todos cometemos errores: los sabios los admiten y aprenden; los inseguros los niegan y los tontos los repiten
Como bien dice la cita, todos cometemos errores, pero como nos enfrentamos a ellos es lo más importante. De cada error se puede sacar un pequeño aprendizaje y esta debe ser una constante cada vez que volvemos a fallar, porque así será. Es complicado no cometer errores y esto sólo puede significar dos cosas, la primera es que no haces nada y por eso no fallas y la segunda es que aciertas en todo lo que haces y dudo que alguna de estas dos afirmaciones sea cierta.
Los errores están a la orden del día y estos han de ser nuestros mejores aliados para seguir progresando. La cuestión pasa por entrar en acción tan pronto como el fallo salta a la palestra, identificarlo, analizarlo, conocerlo y buscar soluciones para que no se vuelva a producir. Al principio puede parecer un trabajo laborioso, pero cuanto más lo hagas, menos errores aparecerán en tu vida y menos trabajo habrás de hacer.
Foto: Matin Guptil