La constancia es la que marca la diferencia y mantener una regularidad cuesta, ya que te hace estar atento a no fallar y a cumplir con el compromiso que has efectuado contigo. Pero no siempre las cosas salen como quieres, salen imprevistos, obstáculos, prioridades, llámale como quieras, y sin querer te hacen parar a pesar de tu insistencia.
No sé sinceramente lo que paso el año pasado para que no escribiera las entradas de la semana, existen varias opciones, pero poco importan. Y es aquí donde quiero poner el foco, ya que al final a veces nos anclamos en el pasado para solucionar lo que nos pasa en el presente, sin darnos cuenta que la solución no está en lo que sucedió, sino que es en el ahora cuando hemos de resolver.
Este año me he propuesto no fallar ni una vez mis tres publicaciones semanales y en ello estamos, lo que más me agrada ver es como mi Yo del pasado, no cumplió con esta premisa, ya que aumenta mis ganas por alcanzar este hito. Voy a cumplir 12 años en el blog, y creo que no hay ningún año que haya podido cumplir con este objetivo. Hay que considerar que existen situaciones que escapan a mi control, como que caiga la web, problemas técnicos, situaciones personales… Aunque con un poco de planificación, esfuerzo y anticipación creo que es posible esta meta.
A veces no es preciso que pase nada para ponerte a escribir o dejar constancia de lo que ocurrió en la semana del año pasado, el simple hecho de que nada ocurra ya es más que destacable y hay que valorarlo.
Además hay que ser consecuente con lo que queremos y saber todo lo que implica, pero también hemos de saber darnos esa pausa necesaria. Encontrar el equilibrio es la solución y todas las peticiones caben, la cuestión es reflexionar muy bien todas las posibilidades existentes y adaptarse a ellas para que no nos pille desprevenidos y estemos preparados.
Foto: Pati