Los posts de la semana de hace un año hablaban sobre experiencias que me han sucedido mientras corría. En la primera hablo sobre un hombre y un paraguas a las 7 de la mañana. Mientras que en el segundo hago una pequeña metáfora entre la vida y el acto de correr.
Paraguas de las 7 de la mañana
Prefiero que pinches en el título y que vuelvas a leer la entrada al completo. Pero a grandes rasgos diré que una situación bastante curiosa puede servir para ejercitar tu cerebro a primera hora de la mañana. Y lo mejor de todo, que puedas sacar varios aprendizajes que te sirvan para tu día a día. Un post que nace gracias a la atención prestada en uno de los muchos momentos que vivo a diario, nunca sabes cuando te puede sorprender y a la vez aprender. Por ello ir atento a todo lo que sucede a tu alrededor te ayuda a progresar.
El correr de la vida
Correr es una práctica muy habitual y desde hace unos años se ha democratizado mucho. En mi caso me sirve como momento de meditación y reflexión, fruto de ello nació esta entrada, donde expongo las similitudes entre el acto de correr y la vida. No importa la acción que realices, de todas puedes aprender algo, sin embargo, en lo que se refiere a correr, me agrada ver como una actividad tan sencilla, puede ser tan gratificante. Pincha en el título para volver a leer la entrada y así ser más consciente del momento en el que decides hacer running.
Hacer ejercicio tiene muchos beneficios, lo que pasa es que en la mayoría de casos sólo nos fijamos en los físicos. Sin embargo, es importante saber que la salud mental esta muy ligada a nuestro cuerpo, mens sana in corpori sano. Así que, salir a correr es una actividad que recomiendo, pero hay que tener la precaución de ser consciente en todo momento de lo que estamos haciendo y lo que sucede a nuestro alrededor, lo mismo que tenemos que hacer durante nuestra vida.