Cuando la gente se lanza a la realización de cualquier acción hay una fuerza, por pequeña que sea, que nos mueve y esta es la ausencia de miedo. No importa aquello que temamos, si somos capaces de enfrentarnos a ello es porque hay una mínima parte de nosotros que se atreve y no se acojona.
La consecuencia
Perder el miedo suele ser la consecuencia que aparece tras un duro golpe (enlace post anterior). Las situaciones comentadas en el post anterior hacen que la gente cambie y esta transformación se produce porque dejamos a un lado nuestros temores. Cada uno tendrá los suyos, pero un gran porcentaje de esta cobardía pasa por el hecho “del que dirán”. Tenemos verdadera fobia a lo que piensen el resto de personas que nos rodean y esto suele ser un freno a la hora de hacer lo que verdaderamente queremos. Muchas veces nos escondemos tras excusas que no tienen fundamento, pero nos sirven para auto-convencernos de no llevar a cabo nuestras intenciones. Si eres capaz de reflexionar estas palabras, te darás cuenta de la veracidad que ocultan, una pregunta que has de realizarte es ¿Qué me impide hacer (pon lo que quieras)? O quizás esta pregunta sea mejor ¿Quién nos impide (pon lo que quieras)? Si somos capaces de responder a estas cuestiones estaremos más cerca de solucionar el porqué de nuestros no-actos.
Miedo de los demás
La interacción con los demás es uno de los aspectos que más tenemos en cuenta, todos queremos sentirnos queridos, por ello intentamos acoplarnos a las creencias de nuestros más allegados. Además, el simple hecho de no tener que dar explicaciones al resto sobre cualquiera de nuestras acciones, es uno de los primeros obstáculos que aparecen cuando tenemos algún plan en mente. La muerte de alguien, el desamor y otras situaciones hacen que desaparezca este impedimento, ya que perdemos el miedo al que dirán y nos importa mucho más nuestra felicidad, sin querer hacemos más caso a nuestra intuición. La balanza se equilibra de otra forma, donde tiene más peso uno mismo respecto al resto.
Así que no es preciso que sufras una de las situaciones citadas para cambiar, se consciente de que es aquello que te impide hacer lo que deseas y ya habrás dado el primer paso. El segundo es lanzarte y evitar que te afecten los comentarios de terceros, que siempre habrá. La única persona que ha de creer en ti eres tu mismo, a partir de aquí verás como los que te rodean, gracias a tus actos, van teniendo más fe en ti y sus opiniones cambian.

¿Te atreves a hacer algo? ¿Cuales son tus miedos? ¿Quien te preocupa más, los demás o tu?
Foto:Capture Queen
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