Este pasado fin de semana se realizaron las Fiestas de Moros y Cristianos en Alcoy, y aunque cada año parece que sean lo mismo, en mi caso no es así. Parece ser que el paso del tiempo y el hecho de vivir las fiestas de forma diferente, hace que te des cuenta de detalles e incluso reflexiones acerca de algún acto en cuestión. En esta ocasión, el himno ha sido uno de los actos que me ha llamado la atención.
El himno de Hiroshi
El primer acto de las Fiestas se produce el día de los músicos, una vez todas las bandas llegan a la plaza, se da el pistoletazo de salida cantando el himno de Sant Jordi. Todo el pueblo de Alcoy se da cita para cantar al unísono, acompañados por varios cientos de músicos. 
La cuestión es si este tipo de actuación se puede ver en otros lugares, o si el pueblo de Alcoy podría entrar en el guinnes, muchas veces me lo pregunto.
Este año el himno tenía un protagonista especial y es que era un japonés, afincado en Alcoy desde hace más de 20 años, el encargado de dirigir la orquesta. Una persona que ha sabido adaptarse al mundo de la Fiesta y a las costumbres alcoyanas, se siente festero como uno más, además de hablar valenciano, todo un ejemplo de integración. Por todo ello mis sensaciones fueron diferentes, ver la cara de felicidad del director, como sentía y vivía el momento, hicieron que me diera cuenta del gran momento que viven todos aquellos privilegiados que pueden dirigir el himno.
Único protagonista
A parte de Sant Jordiet, que es claramente la estrella de las Fiestas y más este año cuyo cartel esta centrado en su figura, hay pocos personajes que tengan tanto protagonismo como el director del himno. Es el primer acto, uno de los más esperados, que la gente más disfruta y el hecho de estar sobre una tarima viendo a miles de personas ha de ser espectacular, a parte de ser el centro de atención de todos los allí presentes. Un único protagonista para un momento donde todo el mundo quiere empezar la Fiestas, con el añadido de ser una persona a la que los alcoyanos apreciamos y que este acto es la culminación o premio a toda una carrera.
Enhorabuena, podría decirse que fue su Himnoshi.
Foto: somosmonos
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