Hay muchas situaciones de nuestra vida que necesitan de una desescalada, el problema es que en muchos casos no somos conscientes que necesitamos este proceso para seguir progresando. Lo primero es recapacitar y poder señalar cuales son aquellos hábitos y rutinas que no nos aportan nada, para luego ir deshaciéndonos de ellos de forma progresiva. Pensamos que nuestras acciones están bien hechas y como siempre se han hecho así, pues tampoco nos preocupamos mucho por mejorarlas.
Aunque cualquier persona que quiera ir un paso más allá, tiene que ser consciente que necesita su propio proceso de desescalada y que ha de personalizarlo a su forma de ser. Esta es una forma de seguir progresando y alcanzando niveles de excelencia cada vez mayores. La autoevaluación es necesaria y para ello hemos de mantener este nivel de atención cada cierto tiempo para que no nos desviemos del camino que nos lleva a nuestra mejor versión.
Ya he hablado sobre la terapia de choque en otros post: El choque te hará crecer o Terapia de choque. Y considero que este es un buen inicio para empezar cualquier desescalada, en un primer momento es importante conocer a ciencia cierta la situación en la que nos encontramos y a partir de ahí empezar la desescalada. Debemos tener un punto de partida y así saber lo que queremos mantener y lo que no. El hecho de no realizar este primer paso, es que de forma progresiva, perdamos nuestra verdadera esencia, ya que no tenemos una referencia donde observar los cambios realizados.
Así que lo mejor es que cada uno se observe, descubra cuales son las facetas de su vida que se encuentran en peligro o que quiera mejorar y que en un primer lugar afronte la realidad tal como es, pero que luego vaya poco a poco deshaciéndose de ellas. Ser consciente de lo que nos pasa y planificar como vamos a realizar el proceso nos ayudará a alcanzar nuestras metas. Empieza tu desescalada cuanto antes si quieres conocer tu mejor versión.
¿Qué desescalada vas a empezar? ¿Estas inmerso en algún proceso?
Foto: Anita Bower