Todo lo que se aprecia entre la paja y la viga

Todo lo que se aprecia entre la paja y la viga

Para las entradas de la semana de hace un año me apoye en una cita que siempre tengo en mente, luego la descubrirás. En la primera hablo sobre lo que he aprendido de ella de forma práctica. Mientras que en la segunda, profundizo un poco más, para que le saquemos el máximos provecho a la cita y la comprendamos correctamente. Pincha en cada uno de los títulos para conocer todo lo que se aprecia entre la paja y la viga.

Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro

Hace un año reflexioné sobre un refrán que, aunque muy trillado, sigue siendo profundamente revelador: «ver la paja en el ojo ajeno». Su origen bíblico destaca nuestra tendencia a juzgar con precisión a los demás por detalles mínimos, mientras ignoramos nuestros propios problemas más graves. Esta frase se ha vuelto una guía en mi vida diaria, recordándome la importancia de redirigir la mirada hacia el interior cada vez que emito un juicio. En lugar de centrarnos en los defectos de otros, deberíamos aprovechar esas observaciones para entendernos mejor a nosotros mismos y trabajar en nuestras propias «vigas». La clave no está en lo que vemos en los demás, sino en cómo utilizamos esas percepciones para nuestro crecimiento personal.

Apreciar lo sutil de la paja sin olvidarse de lo más pesado de la viga

En este post, continuo con la famosa cita bíblica que menciona «ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio». Aquí destaco dos aspectos importantes: primero, la tendencia a fijarnos en las fallas de los demás, mientras ignoramos las nuestras, y segundo, la diferencia entre la paja (liviana) y la viga (pesada). Aunque las vigas son más evidentes y difíciles de eliminar, es crucial abordar ambos, ya que tanto lo grande como lo pequeño afectan nuestro crecimiento personal. La clave está en trabajar con igual empeño en deshacerse de ambos para lograr una transformación completa y significativa.

Todo lo que se aprecia entre la paja y la viga

Al final, todo lo que se aprecia entre la paja y la viga nos recuerda que el verdadero crecimiento personal comienza cuando enfrentamos nuestras propias imperfecciones. Al equilibrar la atención entre los grandes defectos y los pequeños detalles, podemos avanzar hacia una vida más consciente y auténtica.


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