Este es un refrán muy trillado que me viene a la cabeza una y otra vez. Su origen se remonta a la Biblia, donde aparece en varios pasajes, ya que se trata de una metáfora muy bien escogida para poder valorar el hecho de como somos capaces de juzgar a los demás y ver hasta el problema más nimio, mientras que nos cuesta horrores darnos por aludidos antes problemas graves que nosotros tenemos.
He de confesar que se trata de una frase que la tengo muy presente en mi día a día y siempre que me viene a la mente un juicio de cualquier persona o situación, enseguida le doy la vuelta y miro hacia mi interior para ver que puedo observar en mi. Muchas veces de manera inconsciente y casi automática tendemos a evaluar lo que hacen los demás y lo examinamos con una precisión de cirujano, pero nos olvidamos de nosotros mismos y de todo aquello en lo que podríamos mejorar. Si dedicáramos la mitad del tiempo y esfuerzo en examinar las situaciones externas y hacerlo con las de nuestro interior, la evolución sería exponencial, sin embargo, la cita que da título a este post nos recuerda lo que de verdad sucede, donde vemos antes en el otro que en nosotros.
Lo mejor de todo es que cualquier situación o comportamiento que nos llame la atención en nuestro entorno, tiene un mensaje para nosotros, así que no se trata tanto en ver esos pequeños detalles de los demás, ya que es algo de lo que cuesta desprenderse, la cuestión es que juegue a nuestro favor y le saquemos todo el provecho posible. Se trata de darle la vuelta al asunto y reconocer el porque nos chirría lo que hace esa persona, porqué prestamos atención a ese acto, luego es momento de mirar hacia dentro, el simple hecho de cambiar la dirección en el punto de mira nos hará descubrir aspectos propios que de otra manera pasan desapercibidos.
Ver la paja en el ojo ajeno no es ni bueno ni malo, pero ha de significar el pistoletazo de salida para dejar de mirar a los demás y empezar a mirar en nuestro interior. Es entonces cuando empezaremos a encontrar las vigas que tenemos nosotros y por comparación nos daremos cuenta de lo equivocados que hemos estado todo este tiempo observando a los demás y preocupándonos de temas, muchas veces paja, sobre los que nada podemos hacer, en vez de realizar este trabajo para mejorar nosotros mismos.
Lo más destacado de esta frase no es si vemos paja o vigas, la cuestión es donde ponemos nuestra vista, nuestra atención, nuestro foco, ahí es donde reside la importancia del asunto, en dejar de mirar al exterior y empezar a hacerlo hacia nuestro interior
¿Ves mucha paja en el ojo ajeno? ¿Reconoces la viga en el tuyo? ¿Conocías esta cita?
Foto: Caroline F