Las entradas de la semana de hace un año hablan sobre la relación del covid, la familia y la influencia del estoicismo. Divido la reflexión en dos partes para que no fuera tan larga, aunque en la primera me baso más en la experiencia tras los primeros meses de pandemia y en la segunda hablo sobre el aniversario de #enplanfamiliar y como estas tres palabras vuelven a fusionarse mientras nos encontramos de viaje.
COVID-19, familia y estoicismo
El confinamiento al que nos vimos abocados a causa del coronavirus, hizo que pasará mucho más tiempo en familia, lo mismo le sucedió a muchas personas por el hecho de estar encerradas en sus casas sin poder ver a más personas que a las de su círculo más cercano, que normalmente corresponde con la familia. El pasar más tiempo con los niños, a causa del confinamiento, sumado al hecho de teletrabajar y que los peques no fueran a la escuela, hizo que hubiera más situaciones de roce, tanto para la alegría como para el enfado y fue entonces donde el estoicismo aparecía como una herramienta importante para saber lidiar con los diferentes escenarios que se me presentaban. Esto me hizo poner en práctica todo lo aprendido durante estos años y ver de primera mano como las enseñanzas estoicas iban muy bien para sobrellevar mejor el día a día y de paso conocerme y progresar un poco más en mi crecimiento personal, sobre todo en lo relacionado al autocontrol.
COVID-19, familia y estoicismo. Parte 2
Ayer se cumplía el segundo aniversario de #enplanfamiliar, un proyecto que nació para tener la excusa de viajar en familia y compartir mediante Instagram nuestras experiencias. Pero hace un año no pudimos celebrar el primer aniversario, ya que el virus nos cerro fronteras y a penas podíamos salir de casa. No obstante, me di cuenta de como estas 3 palabras que dan título a este post se volvían a juntar, ya que el covid nos pillo mientras viajábamos en familia y el estoicismo es un gran acompañante para los viajes, ya que nunca sabes lo que puede ocurrir, así que has de estar preparado para aceptar lo que venga. Este tipo de actitud me ha servido para disfrutar mucho más de los viajes, ya que pese a llevar una planificación, nos sabemos adaptar a los imprevistos que surjan. La cuestión es que algo tan impensable como la pandemia nos pillo de viaje y gracias a la actitud estoica nos subimos adaptar para aceptar que el viaje había finalizado antes de hora, toda una lección para los futuros viajes.
A ver si el coronavirus se controla pronto y así podemos volver a viajar, lo que está claro es que la familia y el estoicismo forman parte del mismo grupo y que de la mano irán allá donde vayamos.
Deja una respuesta