El valor de mi abuelo Rafael

No se si somos conscientes de la importancia que tienen nuestros abuelos en nuestro desarrollo como seres humanos, tanto si hay más o menos en contacto, la cuestión es que gracias a ellos estamos aquí, por lo que son una parte fundamental de nuestra existencia. A partir de aquí cada uno tendrá una situación y vivencias diferentes que habrán marcado su vida, pero lo que no podemos pasar por alto es valorar el impacto de los padre de nuestros progenitores, ya que ellos marcaron la vida de nuestros padres.

En mi caso, continuando con el tema de los abuelos, me voy a centrar en mi abuelo materno, Rafael, cuyo nombre significa «Dios ha sanado». Una persona que con la que tuve el placer de compartir mucho tiempo de vida, ya que no solo fueron los fines de semana y las vacaciones en el pueblo, sino que la proximidad de nuestros hogares, además de un año entero viviendo en su casa a la edad de 9 años, hizo que haya un gran recuerdo y un gran vínculo que quiero reconocer. También quería destacar que cuando ya estaba enfermo, pase una noche en el hospital con él, algo que quería hacer y que ahora me llena de satisfacción y alegría, además de que el día de su muerte, tuve un momento en soledad con él para despedirme como merecía, sin nadie más que él y yo.

Mi abuelo era una persona sencilla y no destacaba por hacer grandes actos, se centraba en una vida simple, donde los pequeños detalles eran los grandes maestros. Otra dato más que destacable es que no recuerdo a mi abuelo enfadado, salvo algún momento muy puntual, sabía mantener la formas y se centraba en la bondad como característica principal de sus relaciones, mi madre se llama Rafa por él.

La cuestión es que es ahora a la edad adulta, donde quiero encontrar respuestas a ciertas preguntas que surgen en mi vida, es entonces cuando aparece mi abuelo, encarnando la sabiduría y la experiencia para reconocer que es lo que de verdad importa en la vida. Es por ello que quiero dar el valor que se merece y darle importancia a su forma de ser tan tranquila y loable, en la que no hay actuaciones grandilocuentes que destacar, pero que gracias a su constancia a la y forma de ser tan equilibrada logra convertirse en una persona elocuente en la que no hace falta de palabras para transmitir su mensaje. El hecho es que es ahora cuando aprecio de verdad su forma de ser y todo lo que puedo aprender si sigo su ejemplo.

Hay personas que en la vida parece que quedan relegadas a un segundo puesto, ya que hay otras que por su forma de ser se hacen más visibles, pero al final se trata de un problema de perspectiva de los que estamos observando la situación, donde nos dejamos llevar por la magnitud de los actos que más llaman la atención y nos olvidamos de poner nuestro enfoque en todo lo demás, obviando sin querer actos que a la postre son mucho más importantes y significativos.

Es por ello que a veces hay que volver a revivir nuestra historia, nuestro pasado, para poner en orden nuestros recuerdos y aplicar el verdadero valor que merecen, de esta forma es como todo se equilibra. El reconocer y dar el verdadero valor que merece alguien es de suma importancia para que todo vuelva a su orden y no importa tanto el cuando, sino el que se haga este acto tan primordial y necesario para que ese pequeño caos que a veces es invisible desaparezca de una vez y todo fluya de forma correcta.

¿Qué opinas de tu abuelo? ¿Qué recuerdos tienes con él? ¿Cual es el aprendizaje más importante que te ha dejado?


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