En estos tiempos de estrés que corren, donde queremos hacer cantidad de cosas a lo largo del día, donde tenemos la jornada ya planificada desde que abrimos los ojos, donde nos comparamos con el resto para ver quien es capaz de hacer más acciones en el menor tiempo posible. Entre semana esto es lo que suele ocurrir en la mayoría de vidas de las personas, espero que no sea la tuya, pero es lo que percibo a mi alrededor. La cuestión es que olvidamos lo más importante y es la búsqueda de la calma, ya no sólo la búsqueda, sino el encontrar la calma este es el quid de la cuestión.
Encontrar la calma
Muchos de nosotros dejamos para el fin de semana la desconexión total, es decir, trabajamos a tope durante 5 días y una vez termina la semana laboral, es entonces cuando nos dejamos llevar e intentamos buscar esa calma que ansiamos durante los días anteriores. Encontrar la calma requiere de tiempo, requiere de esfuerzo, requiere de actitud. Lo esencial es saber lo que es la calma, por que mucha gente no la conoce, simplemente cree que es la ausencia de ocupación y con eso se contentan. Por ello, el sábado y el domingo, por el simple hecho de despreocuparse de los quehaceres semanales, ya supone la calma para ellos. Para conocer la calma hemos de buscarla cada día, hemos de aprovechar cualquier momento para ser consciente de ella y de esta forma poder saborearla, disfrutar de ella y sacar el máximo beneficio posible. Es así como se encuentra la calma, estando en continua búsqueda, si tan sólo empleamos una pequeña parte de nuestro tiempo en esta tarea nos será más complicado, pero si entrenamos y la buscamos, será más fácil chocar con ella.
La calma es un bien intangible que mucha gente quiere y valora, pero luego no se preocupa en luchar por él. La calma nos aporta un estado de serenidad que tiene muchos beneficios para el cuerpo, pero para entrar en está dinámica de quietud, hemos de estar dispuestos a dejar escapar muchas de nuestras situaciones diarias. Al principio nos sentiremos raros, incomodos, pero una vez le cojamos el gusto a la calma, ya sabremos donde encontrarla y como aprovecharnos de ella cuando así lo deseemos. El primer paso se basa en buscar esos momentos para conocer la calma y poco a poco seremos capaces de encontrarla en diferentes situaciones de nuestro día, pero hemos de ser conscientes de lo que significa y sobretodo estar predispuestas a entrar en ese mar de calma, del que una vez conocido, querrás visitar más veces.
Foto: Aritz Morcillo
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