Lenguaje pobre, pensamiento también

Continuando con el tema el pensamiento, dejo a continuación un párrafo que me llamo la atención leyendo una entrevista. La cual, nada tiene que ver con el tema del pensamiento, pero hay una parte que a mi me viene muy bien para entender la importancia de la lectura, que es primordial para que el pensamiento sea de mejor calidad.

En una sociedad de 140 caracteres, si tu lenguaje es pobre, tu pensamiento también. El pensamiento, efectivamente, se construye a través del lenguaje. Cuanto más pobre y vacío y descafeinado se hace el lenguaje más descafeinado nos volvemos nosotros.

Valérie Tasso
La escritora deja esta reflexión en la siguiente entrevista

Tenemos la oportunidad de ser la sociedad más preparada de la historia, tenemos a nuestro alcance toda la información que queramos, pero no la utilizamos de la forma que debiéramos. Y así nos va, en vez de aprovechar todas las herramientas que disponemos para progresar, las usamos para otros quehaceres que lo único que hacen es que malgastemos nuestro tiempo en acciones que no nos llevan a ningún lado. Esto le sucede a un alto porcentaje de la población, entre los que me puedo incluir, aunque al menos soy consciente e intento dejarlo.

Para tener un pensamiento de calidad hemos de disponer de un lenguaje a la altura. Para ello es importante nutrirse de fuentes que añadan a nuestro bagaje intelectual palabras y conceptos que luego podamos usar en nuestro día a día, pero sobretodo que nos sirvan para reflexionar y poder pensar con propiedad. La lectura es algo que hemos de tener en cuenta si queremos mejorar en nuestro pensamiento, ya sea un libro, un blog o un periódico, lo importante es que sea un tema que nos interese y que nos aporte valor. Además, sino queremos leer tenemos otras opciones como escuchar audiolibros, podcasts o cualquier conferencia que veamos interesante. Hay miles de contenidos que son susceptibles de ofrecernos el lenguaje rico que buscamos. 

La idea es apartarse un poco de lo mundano, aunque no es preciso que lo desechemos del todo de nuestro vida, pero si que su porcentaje sea lo menor posible. Se trata de ser conscientes de todo lo que consumimos, en lo que se refiere al tema intelectual y saber elegir entre las mejores fuentes, aquellas de las que podamos aprender y nos ofrecen novedades para que nuestro cerebro siga ejercitándose y creciendo. 

Foto: JUN CEN


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