La vida tiene un orden establecido, de la misma forma que la naturaleza y cualquier situación o escenario al que nos enfrentamos. El problema es que no somos conscientes ni sabemos reconocer cual es ese orden, de ahí que se produzcan desequilibrios dentro de nuestro entorno y que cuestan tanto solucionar. Nos fijamos en el problema y queremos solucionarlo cuanto antes, sin embargo, la solución es más sencilla de lo que parece, ya que simplemente hemos de poner cada pieza en su sitio, empezando por nosotros mismos.
Hay que acudir al origen, a la causa de ese desequilibrio y cuando te das cuenta todo tiene que ver con el orden, ya que hay un desorden que hace que la energía no fluya como debe, de ahí todas las consecuencias y efectos que podemos observar. La cuestión es que hay que profundizar un poco, hay que ir más allá, no debemos quedarnos en lo superficial, ya que es en lo sutil, en aquello que apenas se aprecia, donde encontraremos la verdadera solución. Muchas veces pensamos que no tiene nada que ver, ya que nos cuesta reconocer que la solución la tenemos delante de nuestras narices y que no hemos sabido verla en todo este tiempo, por ello nos cegamos en ver hacia otro lado e intentar solventar las cosas más físicas, sin ser conscientes que estamos cayendo en la trampa de nuestros ojos y no nos dejamos llevar por lo que sentimos.
Cuando logramos mover esa pieza que colocamos en su posición, es entonces cuando empiezan a sucederse los cambios a nuestro alrededor, sin hacer nada más y parece que por arte de magia, todo empieza ordenarse sólo. A veces con un pequeño movimiento se pueden lograr grandes cambios, pero aquí esta lo complicado del asunto, en dar con esa tecla, en reconocer esa pieza, pero sobre todo saber recolocarla para que todo empiece a fluir como debe.

Y para terminar hemos de ser muy conscientes y reconocer que somos nosotros esa primera pieza que ha de encontrar su lugar, que ha de ponerse en el sitio que merece, para que su entorno más inmediato fluya en equilibrio. No podemos pretender ordenar lo externo, cuando lo interno está desordenado, ya que el orden es primero tu y luego lo demás.
¿Tienes orden en tu vida? ¿Cuantas situaciones has tenido que reordenar en tu vida?
Foto: VicenÇ
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