Siempre he considerado que los relojes eran una buena opción cuando quieres regalar algo a alguien especial, más aún cuando sabes que le gusta llevar este tipo de accesorio. Pero más allá de lo bonito o de verlo como un complemento, el reloj tiene una serie de implicaciones que muchas veces pasamos por encima, sin ser conscientes de las consecuencias que lleva intrínsecas.
A continuación una pequeña reflexión que viene a causa de que llevo ya bastante tiempo dandole vueltas al tema del tiempo, valga la redundancia, y es que el reloj es el mejor representante del tiempo. La cuestión es que lo llevamos en la muñeca, un lugar que siempre tenemos al alcance de nuestra vista, así que vivimos condicionados por él. El mismo lugar donde se ponen las esposas, una sensación de esclavitud que muchos hemos vivido por culpa de ir a contrarreloj, que a la vez es una gran expresión con la que nos damos cuenta de que tener el reloj cerca de nosotros nos hace ponernos de su lado o ir en su contra.
Por todo ello, mi intención es no volver a regalar ningún reloj a nadie, ya que sin querer le estoy condicionando a vivir bajo el imperativo del tiempo. Y mira que siempre he sido un fiel defensor del tiempo, ya que lo he considerado como el bien más preciado del que disponemos, pero el hecho de darle tanta importancia hace que nos perdamos el hecho de disfrutar del ahora.

Esta claro que el tiempo ha de estar presente en nuestras vidas, más aún cuando nuestras relaciones, interacciones, obligaciones laborales, horarios y muchos aspectos más, dependen de esta variable o medida, como le queramos llamar, pero considero que es importante dejarla al margen siempre que podamos, ya que cuando llegamos a experimentar el «no-tiempo», esos momentos donde no sabemos la hora en la que vivimos, ni si ha pasado más o menos tiempo y que coinciden con una sensación de libertad absoluta, son los instantes que la gente más disfruta y el reloj hace que esta magia no haga acto de presencia.
Para terminar dejo una frase del pedazo de rapero del que hable la semana pasada y con la canción que terminaba el último post:
Tampoco me gusta el tic tac de los relojes, me jode la siesta, me recuerda que no somos libres, te jodes.
Erick Hervé – Luto
¿Has regalado muchos relojes? ¿Te han regalado alguno? ¿Llevas reloj?
Foto: Andreas Klodt
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