La semana de hace un año estaba dedicada a dos palabras que hemos de tener muy en consideración a la hora de planificar nuestro trabajo. Cada acción que realizamos puede ser catalogada teniendo en cuenta estos conceptos. A continuación un pequeño resumen de las reflexiones a las que llegue. Pincha sobre el título si quieres re-leer los posts al completo.
La urgencia de lo importante
En esta primera entrada dejaba la definición de cada palabra. Además explicaba de una forma rápida cuando actuamos de una manera o de otra. Todas las acciones que realizamos tienen una razón de ser y la urgencia o importancia de cada una de ellas repercute en la rapidez de movimientos. Una solución para ello es pensar que es aquello que nos interesa e intentar planificar posibles imprevistos para que la urgencia no nos pille desprevenido.
Cruza lo importante y lo urgente
Cuando tienes una lista de tareas que realizar, esta es una solución para poder catalogar dichas acciones y así saber cuales son prioritarias. Se trata de un diagrama donde se cruzan las tareas dependiendo de si es importante – no importante o urgente – no urgente. A partir de aquí hay cuatro posibles soluciones: Haz – Delega – Retrasa – Olvida. Dependiendo del cuadro donde se encuentre la acción, tendrás que utilizar uno de los verbos mencionados arriba. Es una buena forma de organizar tu día, así sacaras provecho de tu tiempo y no te embarcarás en acciones que no hacen más que retrasar lo que verdaderamente importa.
Estas dos entradas podrían ser vistas como una sola, lo que pasa es que se quedaba un post demasiado largo. Conocer si el trabajo que queremos realizar a lo largo del día es más o menos importante, al igual que si es más o menos urgente, nos hará centrarnos y ser más efectivos. Piensa y planifica antes de ponerte manos a la obra, lo agradecerás.
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