Lo que le dices al otro te lo dices a ti mismo

Un tema complicado el que trato en los posts de la semana de hace un año, donde hablo sobre lo que decimos a los demás, y de los demás. En el primero me centro en lo complicado que resulta a veces decir algo a alguien. Mientras que en el segundo profundizo en la idea, en que hemos de saber que lo que le decimos al prójimo, es posible que ese mensaje vaya para nosotros. Pincha en cada uno de los título para volver a leer la publicación al completo.

La complicación de decir a nuestros semejantes lo que vemos diferente

La interacción con los demás nos lleva a tomar decisiones internas para mantener la armonía. A menudo, esto provoca una lucha interna porque no siempre somos coherentes entre lo que pensamos y decimos, evitando discusiones externas, pero creando conflictos internos. Lo ideal sería escuchar nuestros sentimientos y pensamientos, y actuar en consecuencia, dejando al otro la tarea de aceptar nuestra decisión.No todos vemos las cosas de la misma forma, siempre habrá diferencias. Existen dos caminos: la aceptación, que aunque parece sencillo, es difícil de lograr plenamente; y la no aceptación, que puede traer efectos impredecibles, ya que alguien tiene que ceder para alcanzar un consenso, lo que complica la situación.

Decidir expresar o no nuestras diferencias con los demás es un dilema. Expresarlo puede causar discusiones, mientras que callarlo puede generar irritación interna. La clave es encontrar un equilibrio, saber cuándo y cómo expresarse, siempre con respeto y aceptación.

Las relaciones humanas requieren equilibrio y comprensión de ambas partes. Aunque nos consideramos semejantes, cada individuo es único y genuino. Comprender esta autenticidad y ponerse en el lugar del otro es crucial, aunque nunca podamos comprender completamente a los demás. La verdadera armonía surge cuando aceptamos y respetamos estas diferencias.

Eso que le quieres decir al otro, es lo que tienes que decirte a ti mismo

Tras hablar sobre el hecho de expresar nuestras diferencias con otros, es crucial entender que lo que decimos a los demás es, en cierto sentido, un mensaje para nosotros mismos. Debemos aprender a escuchar nuestras propias palabras y comprender su significado interno.

Tendemos a culpar a los demás por lo negativo, mientras que nos atribuimos lo positivo. Sin embargo, en estos momentos de negatividad, tenemos la oportunidad de profundizar en nosotros mismos. Al prestar atención a nuestras palabras, podemos descubrir mensajes implícitos que nos ayudan a resolver problemas y mejorar personalmente.

Nos enfocamos tanto en los demás que olvidamos mirar dentro de nosotros. Escuchar nuestras propias palabras y reflexionar sobre ellas puede revelarnos aspectos que necesitamos sanar. Las interacciones diarias a menudo nos muestran señales implícitas para nuestro crecimiento personal. Se trata de reconocer estas señales y escuchar atentamente para transformar nuestra percepción y vida.

Dos posts donde el mensaje que resume ambos, es que cuando vemos en el otro algo, cualquier cosa, lo que sea, hemos de volver los ojos hacia nosotros mismos. Primero hemos de reflexionar en nuestro fuero interno sobre el porqué sentimos lo que sentimos ante ciertos comportamientos o palabras de los demás y una vez reconozcamos este porqué, ya será momento de expresarlo a quien sea correspondiente, aunque es posible que ya no sea necesario, ya que habrás sanado por ti mismo y no te importará el hecho de decirlo o no.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.