Una vez recordados los principios del estoicismo, es momento de contaros mi experiencia con esta filosofía. Uno de los argumentos que más me convenció para tenerle tanta fe a esta escuela, fue el hecho de que no solo centran en teoría, sino que además te ofrecen ejercicios prácticos para que veas como el hecho de convertirte en un estoico te hará la vida mucho más sencilla y feliz.
Leer sobre todo lo relacionado con el estoicismo esta bien, pero en mi caso, he de confesar que me he leído sólo 3 libros, uno de cada uno de los estoicos más famosos, como son, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. A esto hay que sumar muchos escritos y reflexiones de gente interesada en la temática, pero que al final termina resumiendo lo que dicen los principales autores. Lo digo porqué la teoría hay que conocerla, pero lo que ha marcado la diferencia en mi ha sido poner en práctica los ejercicios que promueven a lo largo de todas sus obras.
En el anterior post explicaba algunos de los ejercicios que ellos aconsejan, pero aquí voy a contar los que yo he puesto en práctica y de los que puedo hablar desde mi experiencia. Pero si quieres comprobar si de verdad sirven, has de pasártelo por las manos, así que te explico.
El primero es el diario estoico, no sé cuanto tiempo llevo ya con esta práctica, pero ya son años. Me encanta el tema de escribir y cuando descubrí que los estoicos se preocupaban en dejar plasmados en papel sus pensamientos a primera hora de la mañana como antes de irse a la cama. Aquí el ejercicio es sencillo y se puede adaptar a cada uno, es decir, lo podemos personalizar, pero la idea principal es que a primera hora de la mañana nos hagamos a la idea de lo que puede pasar o de lo que queremos que suceda en nuestra jornada. Es como una pequeña visualización para que tengamos en mente lo que queramos y así somos más conscientes de como conseguirlo y saber reconocer aquellos aspectos que están bajo nuestro control y los que no. En el caso de la noche se trata de hacer una breve evaluación del día, ver si hemos conseguido lo propuesto y sobre todo aprender de todo aquello que podamos para que al día siguiente seamos una mejor versión.
Gracias al ejercicio del diario te vuelves mucho conscientes y a raíz de ello aparecen muchas preguntas que te hacen reflexionar y tener mejores decisiones.
Otro ejercicio es el de ponerme en la peor situación posible, ser consciente de lo peor que puede suceder y así saber que si eso es lo peor, cualquier cosa que suceda ya será digna de ser agradecida. Aquí no se trata de ser pesimista, sino de saber valorar lo que tenemos, ya que muchas veces sólo nos quejamos cuando viene lo negativo y no somos capaces de agradecer lo afortunados que somos por la sociedad y el momento en el que vivimos.
La dicotomía de control es la base del estoicismo y cada vez que nos encontramos ante una situación incómoda, un ejercicio primordial es el de cuestionarnos que es aquello que podemos hacer nosotros, que esta bajo nuestro control y que podamos realizar para que cambien las circunstancias, en el caso de que podamos, actuemos y en el caso de que no, aceptemos. De esta manera no perderemos energía actuando ante algo sobre lo que nada podemos hacer.
Estos son los tres ejercicios que más pongo en práctica, aunque cabe destacar que la cantidad de aforismos y frases que tienen, son dignas de ser nombradas, ya que de todas ellas se aprende y muchas resuenan en mi cabeza cuando me veo en una situación compleja. Lo importante es ser consciente y reflexionar sobre lo que sucede en nuestro entorno, para ver como nuestros pensamientos y actos viven en coherencia. Al final más que ejercicios, muchas veces son preguntas, es el hecho de dedicarnos un momento a la reflexión antes de actuar, así no caeremos en la reacción, por lo que nos volveremos creativos para que nuestros actos jueguen a nuestro favor.
¿Qué ejercicio te llama más la atención? ¿Cual estas dispuesto a poner en práctica? ¿Aconsejas alguno más que deba poner en práctica?
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