No necesitas sobresalir de la oscuridad

En las entradas de la semana de hace un año, no hubo un protagonista conjunto, así que cada post tiene que ver con un tema. En el primero hablo sobre el hecho de sobresalir y el papel que juega en nuestra vida. Mientras que en el segundo profundizo en el tema de la oscuridad y sus connotaciones. Pincha en cada uno de los títulos para leer la reflexión al completo.

La necesidad de sobresalir no existe

El título puede llevar a engaño, aunque la verdad es que cada uno de forma subjetiva le llegará un mensaje diferente de lo que él interpreta de esta afirmación. Lo importante es conocer el significado de la palabra necesidad y como esta incide en nuestro comportamiento, ya que el hecho de sobresalir es positivo, es una forma de traspasar límites, de ser algo más, de progresar. La cuestión es que no caigamos en la necesidad de sobresalir, ya que esto puede ser una contrafuerza a la hora de seguir creciendo, esto ha de surgir de forma natural, saber que es el camino que debemos transitar, pero no desde la necesidad, sino desde la pasión por querer ser mejores, en primer lugar sobresaliendo de nosotros mismos y ofreciendo nuestra mejor versión, lo que luego se traducirá y expandirá en nuestro entorno, ya que sobresaldremos sobre el resto.

Descubre la luz gracias a la oscuridad

Vivimos en la dicotomia de la luz y la oscuridad, uno tiene unas connotaciones positivas, mientras que la otra las tiene negativas, sin embargo, ambas son necesarias para su coexistencia. Si nos dieran a elegir seguro que todos escogeríamos la luz, pero creo que hemos de ser conscientes de la importancia de la oscuridad, ya que podríamos decir que se trata del origen, donde no hay nada y a partir de ahí podemos empezar a vislumbrar los primeros rayos de luz y poco a poco ir iluminándonos cada vez más de forma progresiva sin que se produzca una ceguera por exceso de ella. La oscuridad nos ofrece la calma y el silencio, un lugar donde poder centrarnos en nuestro interior y no estar atentos a los estímulos del exterior, sólo así descubriremos nuestra luz interior, ya que si primero aprendemos a reconocer nuestro lado oscuro, luego será más sencillo observar lo que iluminamos. La oscuridad no es ni buena ni mala, simplemente que no se ve, o eso pensamos, ya que es la ausencia de luz, pero al final nuestro ojo se adapta y ve lo que tiene que ver, pero hemos de experimentarla para poder aprovechar sus beneficios.

Ambas entradas parecen inconexas, pero he de decir que para poder sobresalir, hemos de transitar la oscuridad, de esta forma seremos más conscientes de nuestra luz interior. Pero todo ello no hemos de hacerlo desde la necesidad de sobresalir, sino que ha de ser un trabajo que se base en el hecho de andar de forma constante, sin forzar nada, sintiendo lo que hacemos en cada momento y disfrutando de lo que nos brinda el presente. A vez habrá más luz, otra más oscuridad, pero sobresalir depende de cada uno de nosotros y lo primero es sobresalir de nosotros mismos, progresar y seguir creciendo. Es aquí donde la oscuridad nos ofrece una buena oportunidad de centrarnos en nosotros y no dejarnos cegar por todo lo que irradia nuestro entorno, donde tan sólo hemos de empezar a ver esas luces que se van encendiendo en nuestro interior.


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