Esta es la cuarta experiencia en el aire que mi familia me regala y es que para los últimos cumpleaños o días del padre, he tenido la oportunidad de disfrutar de diferentes experiencias en el aire, desde paracaidismo, puenting, vuelo en avioneta y ahora fue el turno del parapente.
Cada una de ellas tiene su punto, pero el hecho de volar ya implica libertad, ya que estas suspendido en el aire y esa sensación hace que te sientas bien. El regalo fue por el cumple del año pasado, pero entre unas cosas y otras se ha demorado casi un año, pero al final se ha realizado. Pero hay algo que quiero contar y destacar, ya que las señales están para escucharlas, además de ser consciente de las sincronicidades de la vida y es lo que me sucedió a mi para poder vivir esta experiencia. El problema de estas vivencias es que dependes mucho del clima, en esta caso sobre todo del aire, así que decidí ir con toda la familia para que me vieran volar, comimos juntos, pero al final las condiciones no fueron idóneas, por lo que hubo que posponer la fecha. Esto sucedió el sábado, la cuestión es que al día siguiente fuimos a comer a casa de mis suegros y que coincidencia que nada más entro, tenían la tele enchufada y estaban viendo «Viajeros Cuatro», un programa repetido en el que estaban en la zona de Alicante, justo en el momento en el que estaban volando en parapente y lo más llamativo es que era en el lugar donde iba a realizar el vuelo y con el mismo instructor. Para terminar la historia, decir que al día siguiente me llamo el chico para que fuera por la tarde volar y siendo conscientes de las señales que vi no había duda de que todo saldría bien, y así fue.

No me pudo ver toda la familia disfrutando de la experiencia, pero no pasa nada, la cuestión es que era el momento y no podía dejar pasarlo, ya que sino el vale regalo caducaba. Profundizando un poco en la experiencia, es muy diferente a las demás, es mucho más tranquilo, no hay velocidad, disfrutas de las vistas, estas muy relajado por el hecho de dejarte llevar por el viento y así planear por el cielo como hacen los pájaros. Pude coger los mandos del parapente y guiarlo un poco, algo muy curioso, ya que todo lo que se puede controlar con algo tan rudimentario, donde no hay nada motor y sólo dependes de tu habilidad y del viento. Es una experiencia para sentir la calma de volar en libertad. Aunque para finalizar, antes de aterrizar el instructor hizo unas pequeñas piruetas dandole velocidad al parapente, con unas sensaciones más intensas y que nada tenían que ver con lo vivido hasta el momento.
Una experiencia muy grata, donde tuve el placer de hablar con alumnos que estaban aprendiendo a volar en parapente y es que cuando eres capaz de hacer eso sólo, ahí es donde las sensaciones son totalmente diferentes, ya que a parte de disfrutar, tienes la responsabilidad de saber lo que haces.
¿Has volado en parapente? ¿Qué te pareció la experiencia?
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