Puenting. La experiencia

Este pasado 14 de junio vivi otra de esas experiencias que llevaba tiempo detrás de ella. Y como ya sucedió el año pasado con el salto en paracaídas, este fue un regalo de Tania. La verdad es que tenía ganas de comparar las dos experiencias y una vez superada la primera, en esta tan sólo era momento de planificar el día, ya que con esto del coronovirus, se ha demorado un poco, pero al final ha llegado.

Saltar desde un puente impone mucho respeto, pero en mi caso, el hecho de hacerlo desde el «pont de les 7 llunes» ha sido mucho más llevadero, he pasado miles de veces por allí corriendo, tanto por arriba como por abajo, así que muchas veces había imaginado y visualizado como podría ser la experiencia, que al final se ha hecho realidad. Tener la oportunidad de realizar una experiencia así, sintiéndote en casa no esta al alcance de todo el mundo.

No tenía muy claro si los nervios harían acto de presencia, ya que sabía que tenía el salto contratado, pero faltaba saber el día y el jueves me ofrecieron la oportunidad de hacerlo para este domingo, así que no lo dude, había llegado el momento. A partir de ahí he estado muy tranquilo esperando la fecha señalada, y también siendo consciente de si los nervios me acompañarían o no. Ya que cuando salte en paracaídas el trayecto desde Alcoy hasta donde era el vuelo me dio para pensar y si que note ese hormigueo en la barriga, pero en este caso no. El domingo me levante muy tranquilo, y mantuve la serenidad durante el trayecto a Alcoy y también mientras íbamos caminando hacía el puente, sólo cuando llegamos allí me di cuenta que había llegado el momento, me asome al puente y entonces tuve unas pequeñas sensaciones de nerviosismo, pero nada más, la calma predominaba en mi. Incluso cuando ya estaba al otro lado de la barandilla, me sentía en paz y con ganas de disfrutar del salto, tenía a mis emociones controladas.

Ahora sólo faltaba dar ese pequeño paso, en este caso salto, se podía hacer de cara o de espalda, yo me decante por la primera opción, viendo de fondo la «Font Roja», unas vistas privilegiadas. Tanto tiempo esperando para una emoción intensa de 1 o 2 segundos, donde el instante decisivo es la cuenta atrás del monitor y tu decides saltar. Y fin, tras el salto te quedas como si estuvieras en un columpio gigante pero en una ubicación que nunca hubieras imaginado. Sin embargo, todo esto vale la pena vivirlo y disfrutarlo, ya que son emociones que son complicadas de alcanzar de otra forma. Veremos que es lo próximo a lo que nos enfrentamos.

 


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