Saludo a la despedida

Dos situaciones corrientes fueron las protagonistas de las entradas de la semana de hace un año. En la primera reflexiono sobre el saludo y en la segunda profundizo en la despedida. Pincha en el título si quieres volver a leer el post al completo.

El saludo. Situaciones corrientes

Muchas veces no reflexionamos sobre situaciones corrientes que nos suceden día a día y a veces son el origen de muchas de nuestras preocupaciones. Lo importante es que podemos aprender mucho de ellas, ya que el hecho de repetirlas de forma diaria nos da la oportunidad de poder realizar diferentes variantes y así ver como cambia el resultado. El saludo es algo que hacemos diariamente y que implica una interacción con otro humano, pero dependiendo de quien tenemos delante el saludo cambia de forma radical. El quid de la cuestión es ser conscientes de cual es la parte que controlamos y no centrarnos en los actos de los demás. Si queremos saludar, saludamos, y lo hacemos de forma natural, como nos venga, y luego ya nos adaptamos al otro, para que todo vaya bien. Y si no queremos saludar, pues no saludamos. Muchas veces le damos más importancia de la que merece, pero si cada uno esta tranquilo en su fuero interno de que ha hecho lo que le apetecía, no deberíamos de preocuparnos por los actos de los demás.

La despedida. Situaciones corrientes

La despedida es otra de esas situaciones que repetimos en cada encuentro que tenemos y donde todos pensamos que igual que hay que saludar, deberíamos de despedirnos. Pero esto es una regla no escrita y cada uno actúa como considera, así que el problema vuelve a estar en la mente de aquel que se genera unas expectativas sobre como va a actuar el otro. Hay muchos tipos de despedidas y a cada una de ellas se le asocia un tipo de adiós, pero cada uno es como es y debe mostrar lo que siente en ese momento, ya que somos diferentes y por ello, ante la misma situación, no tenemos que actuar de la misma manera. La despedida puede resultar un momento incómodo, pero cada uno sabe lo que siente por dentro y ha de dejarse llevar por lo que piensa y siente, así estará en coherencia consigo mismo y no le importará tanto lo que haga el otro.

Toda interacción con otra persona genera un momento donde ambos han de hacerse entender, pero también esta la posibilidad de que se cree algún conflicto o malentendido. Hemos de ser conscientes de esta posibilidad, sobre todo en los momentos puntuales que hemos citado antes, un saludo o un adiós, que pese a ser momentos que se repiten miles de veces a lo largo de nuestra vida, dependiendo de la situación tendrán mayor o menor relevancia, pero lo bueno es que cada uno de ellos es una nueva oportunidad para seguir aprendiendo.


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